sábado, 13 de febrero de 2010

Mi cama está fría (parte 10)

No dispares mas balas, sino es que esas balas tienen algo importante que decirme, no escucharé ninguno de tus disparos necesariamente, mejor guarda la arma para cuando haya una verdadera guerra.
Cada fracaso que cumplo se convierte en los pasos que doy, cada cosa negativa es mi virtud. Soy como el rey Midas destruyo todo lo que toco, se convierte en oro y poco a poco en oscuro cobre, hasta acabar en nada.
Me planteo cosas, necesito desconectar, abandonarlo todo, desaparecer, evaporarme del mundo. Quiero no pensar ni en nada, ni en nadie, porque todo me hace daño, todo me perfora la piel, esas balas de plata me desgarran por dentro hasta llegar a lo más profundo de mí, haciendo un eco interminable. Pero por suerte o por desgracia, en lo más profundo de mi no hay nada, esta hueco. Mi alma no es alma porque nunca ha tenido la oportunidad de serlo, nunca he podido dar mi corazón, porque nunca he tenido. Lo único que conservo es una maquina que hace bombear esa dichosa sangre contaminada por ti. Cortaré la hemorragia con pólvora y una cerilla.
Será mejor dejarme sola de nuevo, para así no convertirte en reluciente oro, en cobre, en nada…


Andrea Castro Ortiz (09.02.10)

No hay comentarios:

Publicar un comentario